pexels-photo-414659

“No todo tiene porque ser blanco o negro, también puede ser gris”

Ser una persona, y en caso específico, una mujer bisexual conlleva una presión social difícil de empatizar y socializar hoy en día, ya que existe una constante pregunta o énfasis por orillarse a una orientación sexual binaria (heterosexual u homosexual) que, a pesar de la llamada apertura sexual  existente, se sigue intentando coaccionar para pertenecer por completo en la comunidad lésbica o heterosexual sin más tintes, y así evitar ser señalado como “enfermo” o “indeciso”.

Es por eso que las condiciones sexuales de la mayoría de las personas binarias han aperturado espacios donde se habla abiertamente de las Infancias y sus interseccionalidades, una de ellas, por mencionar ejemplo, las infancias lésbicas, donde el significado de “salir del clóset” resuena en muchos sentidos como lo es un auto descubrimiento, una comprensión personal y hasta una postura social-política, un estandarte de resistencia; pero ¿que pasa con esas infancias confusas? Esas que en realidad no se puede comprender a profundidad lo que se siente o quiere de manera completa y binaria, donde no se puede salir del clóset de una manera sólida o pueda aperturarse a una postura política específica porque, en cualquier momento, se encuentra una potencial pareja con la cual, la sociedad vuelve a encasillar a las personas mediante la reivindicación de manera binaria. Ésta es una de las tantas problemáticas que aqueja la bisexualidad: la falta de visibilidad, la falta de una voz, la falta de un espacio certero y una comprensión personal y comunitaria ampliada, pues la atracción afectiva o erótica no necesariamente ocurre al mismo tiempo y el oscilar entre este paradigma marcado provoca una infancia compleja y una identidad algo difuminada a falta de ésta comprensión. 

Se debe enfatizar que, como cualquier identidad sexual, las personas bisexuales presentan selectividad y no se debe crear ni reproducir el imaginario de promiscuidad anexadas de facto a esta identidad. Otro  problema es justo esta suposición y mitos que se ejercen a través de las variantes de las distintas identidades y las comunidades, sin considerar una voz de y por la misma comunidad bisexual. Es decir, ser bisexual en la actualidad debe ser considerado como una identidad y no como un punto de decisión, para así poder tener una aceptación, un desarrollo y un autoestima sano, lejos de dudas y prejuicos que se generan en las identidades sexuales binarias, y así crear un espacio seguro y sano para las bisexuales, donde, en la ciudad de León se está buscando abrir la discusión y toma de espacios seguros para esta diversidad sexual, aun invisibilizada. 

Por eso mismo, al partir de la idea de que todos pueden ser bisexuales comenzando de los límites no claros, como lo plantea Kinsey, realiza una reflexión sobre reconsiderar la manera en que se convive y se intenta clasificar a las diversidades sexuales, donde el eje central debe ser la abolición de prejuicios y discursos binarios, para así dar paso a los espacios para los bisexuales dentro de las políticas públicas, los discursos y agentes de cambios no clasificados en algún eje, antes que en su propia identidad, ya que, ser bisexual no es estar en transición.

Leave a Comment

Your email address will not be published.